Todos creemos que al acabar la temporada de esquí, la solución más rápida, y muchas veces la más utilizada, para guardar el equipo es dejarlo de cualquier manera sin prestarle la más mínima atención en un rincón de casa. No obstante, cada elemento, ya sean los esquís, las botas, las fijaciones e incluso los bastones, precisan de un mínimo mantenimiento para poder disponer de ellos en perfecto estado la próxima temporada y alargar su longevidad.
Cubiertos de polvo y medio oxidados, los esquís están esperando como agua de mayo pasar por un taller para poder ofrecer su mejor aspecto. No hacen falta grades reparaciones, ni llevarlos a un centro de estética bastará con un preciso repaso, para estar a punto para empezar una nueva temporada.
ESQUÍS
Los esquís son los elementos del equipo sometidos a unmayor desgaste durante la temporada invernal. Las suelas y los cantos aguantan sin rechistar una bajada detrás de otra aunque el efecto de abrasión de la nieve deteriora su capacidad de deslizamiento. Pero no hace falta llegar al extremo de tener los cantos romos y las suelas con más surcos que un LP para llevarlos a arreglar. De hecho, gran parte de la seguridad del esquiador depende del buen estado de los esquís ya que un canto en perfecto estado permitirá girar o frenar con precisión mientras que una suela bien encerada será la mejor aliada para esquiar sin sobresaltos.
Las reparaciones más típicas a las que son sometidos los esquís son dos:
Hacer suelas
Cantos.
La primera es vital para conseguir un perfecto funcionamiento del esquí puesto que las rayadas que se han ido sucediendo a lo largo de la pasada temporada pueden haber dejado las suelas en mal estado.
Para arreglarlos, el técnico cubrirá las irregularidades con cofix para después alisar la suela y encerarla puesto que el esquí se desliza por encima de una fina película de el agua que se forma entre la nieve y el esquí, y cuantas menos irregularidades, mejor deslizamiento. Para conseguir un mejor acabado se puede rematar la suela con una máquina especial, que imprime un característico dibujo en la suela que ayuda a evacuar el agua con mayor rapidez y mejora las prestaciones del esquí. De aquí también la necesidad de llevar a encerar los esquís alguna vez durante la temporada puesto que con esta sencilla operación parecerá que estrenemos esquís de lo finos que irán, además evitaremos que la suela se reseque por culpa del efecto abrasivo de la nieve.
Los cantos son otro punto a revisar. Para esquiar en condiciones se deberá intentar que siempre estén algo afilados, sin que lleguen a cortar como una navaja. No obstante, lo mejor es llevarlos a repara a final de cada temporada antes de guardarlos puesto que con las suelas nuevas y los cantos pulidos se evita que estos se oxiden. Si se opta por guardarlos sin llevarlos a un taller de reparaciones es recomendable limpiarlos del posible barro que se haya acumulado. Si se puede, siempre es mejor guardarlos por separado para respetar su curvatura natural y evitar el contacto entre los cantos para que no se oxidan durante el letargo estival.
FIJACIONES
Las fijaciones no requieren un mimo especial. Sin embargo, después de un verano en el dique seco nunca estará de mas comprobar si el nivel de fuerza es el correcto. De la misma manera echarle unas gotas de algún tipo de aceite lubricante y hacer trabajar tanto la puntera como la talonera, es una buena forma de desperezarlas y asegurar un buen funcionamiento en las pistas en caso de sufrir alguna caída. Para conservar la longevidad de sus muelles y asegurar un correcto funcionamiento, es aconsejable aflojarlas al mínimo al final de cada temporada y reajustarlas por un experto al principio de la siguiente.
BOTAS
Las auténticas reinas del equipo son las botas. Esquís , como fijaciones, actualmente son todos buenos en funcionan bien pero en cuestión de botas cada pie es un mundo aparte y no conviene trivializar con la importancia que revierte el calzado. De lo cómodos que nos encontremos dependerá parte del éxito o el fracaso de un día de esquí.
Al empezar la temporada su mantenimiento es mínimo, apenas se debe comprobar que todos los cierres funcionen correctamente y que no exista ningún pliegue o bulto en el punto de contacto de la bota con la talonera de la fijación y siempre debe estar en buen estado. Durante la temporada es posible acabar de esquiar algún día con la bota mojada. Antes de guardarla se puede desmontar su botín para dejarlas bien secas y aireadas, para después guardarlas totalmente cerradas para evitar que se deformen. Y en caso de llevar unas botas que disfruten de toda una serie de ajustes que realmente no se sepa para que sirven, lo mejor es dejarse la vergüenza en casa e ir a un establecimiento de confianza para que nos informen de las posibilidad de nuestro material.
BASTONES
Los bastones son los hermanos pobres del equipo de esquí y a los que consecuentemente menos atención se le presta. Sustituir la base que esté rota o enderezar un palo, en caso de que esté torcido, es el mantenimiento que se puede hacer de los bastones.